Galileo e L’Inquisizione
Con el enorme y esclarecedor subtítulo de ‘Documenti del processo galileiano esistenti nell'Archivio del S. Uffizio e nell'Archivio Segreto Vaticano per la prima volta integralmente pubblicati da Antonio Favaro Direttore dell'Edizione Nazionale delle Opere di Galieo Galilei’ [Documentos del proceso galileano existentes en el Archivo del Santo Oficio y en el Archivo Secreto Vaticano por primera vez publicados íntegramente por Antonio Favaro Director de la Edición Nacional de las Obras de Galileo Galilei] apareció en 1907 como volumen independiente este libro modesto –apenas 150 páginas- y sin embargo, esencial para comprender el proceso seguido a Galileo cuando sus escritos y enseñanzas fueron sometidos a la Inquisición.
Quien piense que en dicho libro se podrá leer una historia más o menos articulada donde la entrada y salida de personajes esté organizada con características y cualidades novelescas se llevará una decepción mayúscula: el libro es un recuento de las actas, oficios y minutas que se redactaron en las diferentes sesiones que tuvieron lugar durante el proceso, y donde aparecen todos y cada uno de los involucrados en el juicio. El orden elegido para presentar los distintos documentos es el cronológico, con las ventajas y limitantes que esto supone. Dichos documentos alternan entre el italiano y el latín, aunque se encuentran algunos escritos en francés. El prefacio es inusualmente corto: apenas siete páginas donde se esboza de manera rápida, ágil y sin referencias eruditas la vida y la obra de Galileo y los principales altibajos que se presentaron a lo largo del proceso.
El libro comienza con un Decreto fechado el 17 de mayo de 1611. Da la sensación de que asistiremos efectivamente a un evento por demás importante, la nómina, categoría y renombre de los involucrados en la constitución de ese jurado es apabullante, y se lee no sin cierto estremecimiento después de la enumeración de las distintas autoridades eclesiásticas: ‘Videatur an in processu Doct. Caesaris Cremonini sit nominatus… Galileus,
Philosophiae et Mathematicae Professor’ [Obsérvese que ya en el proceso del Doctor Cesare Cremonini es nombrado… Galileo, Profesor de Filosofía y Matemáticas]. El tono y la sintaxis empleada es intimidatoria, enfatiza hasta el límite cómo durante el juicio de herejía contra Cesare –amigo y también rival de Galileo, considerado el último exponente del Aristotelismo Renacentista en Italia quien defendía la tesis averroísta de la mortalidad del alma- iniciado en 1598 había ya aparecido el nombre de Galileo, vinculándose por asociación a ideas, enseñanzas y doctrinas erróneas, y posiblemente heréticas.
Es lamentable la interrupción abrupta de la entrada, como se mencionó, la relación de documentos no abunda en explicaciones y el siguiente está fechado cuatro años después, el 25 de febrero de 1615. El panorama ya entonces resulta por demás sombrío: ‘Fratris Nicolai Lorini, ordinis Praedicatorum, lectis literis datis Florentiae die 7a huius, quibus mittit copiam literarum Gallilei datarum Florentie die 21 Xmbris 1613 ad Dom. Benedictum Castellum, Monachum Cassinensem, Professorem Mathematicae in Studio Pisarum, quae continent propositiones erroneas circa sensum et interpretes Sacrae Scripturae; decretum ut scribatur Archiepiscopo et Inquisitori dictae civitatis, ut curent habere literas originales dicti Gallilei, et mittant ad hanc Sacram Congregationem’. [Fray Nicolai Lorini, de la orden de los Predicadores, habiendo leído las cartas dadas en Florencia el día 7 del presente, y que fuesen copias de las cartas de Galilei fechadas en Florencia el día 21 de diciembre de 1613 al Dominico Benedicto Castello, monje Cassinense y Profesor de Matemáticas en el Estudio Pisano, (ha determinado) que contienen proposiciones erróneas sobre el sentido y la interpretación de las Sagradas Escrituras; se decretó como ha sido suscrito por el Arzobispo e Inquisidor de dicha ciudad, que se tenga cuidado de hacerse de las cartas originales del dicho Galileo, y se envíen a esta Santa Congregación].
Aquí comenzaría el calvario, el mítico juicio de la religión contra la ciencia, de los dogmas de fe contra la experiencia empírica y el análisis científico. Habiendo abjurado Galileo, dieciocho años después, la alegría con que se ven ir y venir las comunicaciones y notificaciones de este suceso no puede ser matizada aunque así se intentase, por ejemplo, el 13 de septiembre de 1633 puede leerse en una de las innumerables respuestas: ‘Ricevo la copia della sentenza di cotesto S. Uff.o contro le perniciose opinioni e dottrina di Galileo Galilei intorno al movimento della terra e stabilità del sole, e l'abiure fatte dal medesimo di tutt'i suoi falsi dogmi, per servirmi di simil notitia secondo stimarò opportuno all' eseculione de' commandamenti di V. Em. ; a cui intanto humilissimamente qui m'inchino.’ [Recibo la copia de la sentencia de la contestación del S. Oficio contra la perniciosa opinión y doctrina de Galileo Galilei en torno al movimiento de la tierra y la estabilidad del sol, y la abjuración hecha por el mismo de todos sus falsos dogmas, para servirme de semejante noticia según estimo oportuno para la ejecución de los mandatos de V. Eminencia, ante quien humildemente me inclino].
La imagen digna, inquebrantable y hasta cierto punto, orgullosa, que nos ha heredado la imaginación popular poco tiene que ver con el hombre enfermo, desgastado, que llega a suplicar en términos por demás lastimeros ante el Santo Oficio: ‘Beat.mo Padre, Galileo Galilei supplica humilissimamente la S.tà Vostra a volerli commutare il luogo assegnatoli per carcere di Roma in un altro simile in Fiorenza, dove parrà alla S.tà V., e questo per ragione d'infermità, et anco aspettando l'oratore una sorella sua di Germania con otto figliuoli, a' quali difficilmente potrà essere da altri recato aiu[to] et indrizzo. Il tutto riceverà per somma gratia dalla S. V. Quam D. Alla Santità di N. S. Per Galileo Galilei. Lectum.’ [Beatísimo Padre, Galileo Galilei suplica humildemente a V. Santidad que quiera conmutarle la cárcel ya señalada en Roma por otra similar en Florencia, en donde su V. Santidad guste, y esto por motivo de enfermedad, y mientras espera el solicitante a una hermana suya de Alemania con ocho hijos, a los cuales difícilmente podría ayudar dándoles una educación y dirección. Él (Galileo) todo lo recibirá como summa gracia de V. S. y D. A la Santidad de N. S. Leído por Galileo Galilei.] Esto quedaba asentado el 30 de junio de 1633.
Documento también curioso inserto en el libro, en la página 153 aparece la primera publicación de la sentencia contra Galileo impresa en una ‘gaceta’. Redactada en francés, se encarga de dar una idea clara de cómo el Santo Oficio deseaba que se conservase la imagen de Galileo; el último párrafo, breve y conciso, no deja lugar a dudas: ‘A quoy le dit Galilée acquiesça le mesme jour, abjurant, maudissant et detestant la sus dite erreur, de voix et par escrit, dans le couvent de Minerve, et promit à genoux, la main sur les saints Evangiles, de n'aller jamais à l'encontre de la sentence sus dite.’ [A lo que el dicho Galileo asiente el mismo día, abjurando, maldiciendo y detestando sus errores dichos, de voz y por escrito, en el convento de Minerva, y prometiendo de rodillas, la mano sobre los santos Evangelios, no alejarse jamás de la sentencia dicha].
El libro de Antonio Favaro fue publicado inicialmente en las páginas 275 a 419 de la Edición Nacional de las Obras de Galileo, tomo XIX, en 1907 también, con el título de ‘Il processo di Galileo’. Y casi cuatrocientos años después de aquel proceso, poco puede añadirse al remate magnífico del Prefacio escrito por Favaro, rebosante de razón y verdad: ‘Così la storia della condanna di Galileo può scriversi ormai in tutta la sua interezza, ed è tale da non aver d'uopo né di declamazioni retoriche né di invettive per mettere in luce com'essa rappresenti, all'infuori di discussioni bizantine sopra l'autorità che l'ha pronunziata, se non il massimo, uno dei più grandi errori della Curia Romana, che essa ha scontato, e forse non ancora compiutamente, il giorno in cui dovette cancellare dall'Indice il condannato Dialogo e scrivere nei medesimi volumi dei Decreta il permesso di insegnare, sostenere e difendere la dottrina già dichiarata assurda e falsa in filosofia e formalmente eretica.’
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Con el enorme y esclarecedor subtítulo de ‘Documenti del processo galileiano esistenti nell'Archivio del S. Uffizio e nell'Archivio Segreto Vaticano per la prima volta integralmente pubblicati da Antonio Favaro Direttore dell'Edizione Nazionale delle Opere di Galieo Galilei’ [Documentos del proceso galileano existentes en el Archivo del Santo Oficio y en el Archivo Secreto Vaticano por primera vez publicados íntegramente por Antonio Favaro Director de la Edición Nacional de las Obras de Galileo Galilei] apareció en 1907 como volumen independiente este libro modesto –apenas 150 páginas- y sin embargo, esencial para comprender el proceso seguido a Galileo cuando sus escritos y enseñanzas fueron sometidos a la Inquisición.
Quien piense que en dicho libro se podrá leer una historia más o menos articulada donde la entrada y salida de personajes esté organizada con características y cualidades novelescas se llevará una decepción mayúscula: el libro es un recuento de las actas, oficios y minutas que se redactaron en las diferentes sesiones que tuvieron lugar durante el proceso, y donde aparecen todos y cada uno de los involucrados en el juicio. El orden elegido para presentar los distintos documentos es el cronológico, con las ventajas y limitantes que esto supone. Dichos documentos alternan entre el italiano y el latín, aunque se encuentran algunos escritos en francés. El prefacio es inusualmente corto: apenas siete páginas donde se esboza de manera rápida, ágil y sin referencias eruditas la vida y la obra de Galileo y los principales altibajos que se presentaron a lo largo del proceso.
El libro comienza con un Decreto fechado el 17 de mayo de 1611. Da la sensación de que asistiremos efectivamente a un evento por demás importante, la nómina, categoría y renombre de los involucrados en la constitución de ese jurado es apabullante, y se lee no sin cierto estremecimiento después de la enumeración de las distintas autoridades eclesiásticas: ‘Videatur an in processu Doct. Caesaris Cremonini sit nominatus… Galileus,
Philosophiae et Mathematicae Professor’ [Obsérvese que ya en el proceso del Doctor Cesare Cremonini es nombrado… Galileo, Profesor de Filosofía y Matemáticas]. El tono y la sintaxis empleada es intimidatoria, enfatiza hasta el límite cómo durante el juicio de herejía contra Cesare –amigo y también rival de Galileo, considerado el último exponente del Aristotelismo Renacentista en Italia quien defendía la tesis averroísta de la mortalidad del alma- iniciado en 1598 había ya aparecido el nombre de Galileo, vinculándose por asociación a ideas, enseñanzas y doctrinas erróneas, y posiblemente heréticas.
Es lamentable la interrupción abrupta de la entrada, como se mencionó, la relación de documentos no abunda en explicaciones y el siguiente está fechado cuatro años después, el 25 de febrero de 1615. El panorama ya entonces resulta por demás sombrío: ‘Fratris Nicolai Lorini, ordinis Praedicatorum, lectis literis datis Florentiae die 7a huius, quibus mittit copiam literarum Gallilei datarum Florentie die 21 Xmbris 1613 ad Dom. Benedictum Castellum, Monachum Cassinensem, Professorem Mathematicae in Studio Pisarum, quae continent propositiones erroneas circa sensum et interpretes Sacrae Scripturae; decretum ut scribatur Archiepiscopo et Inquisitori dictae civitatis, ut curent habere literas originales dicti Gallilei, et mittant ad hanc Sacram Congregationem’. [Fray Nicolai Lorini, de la orden de los Predicadores, habiendo leído las cartas dadas en Florencia el día 7 del presente, y que fuesen copias de las cartas de Galilei fechadas en Florencia el día 21 de diciembre de 1613 al Dominico Benedicto Castello, monje Cassinense y Profesor de Matemáticas en el Estudio Pisano, (ha determinado) que contienen proposiciones erróneas sobre el sentido y la interpretación de las Sagradas Escrituras; se decretó como ha sido suscrito por el Arzobispo e Inquisidor de dicha ciudad, que se tenga cuidado de hacerse de las cartas originales del dicho Galileo, y se envíen a esta Santa Congregación].
Aquí comenzaría el calvario, el mítico juicio de la religión contra la ciencia, de los dogmas de fe contra la experiencia empírica y el análisis científico. Habiendo abjurado Galileo, dieciocho años después, la alegría con que se ven ir y venir las comunicaciones y notificaciones de este suceso no puede ser matizada aunque así se intentase, por ejemplo, el 13 de septiembre de 1633 puede leerse en una de las innumerables respuestas: ‘Ricevo la copia della sentenza di cotesto S. Uff.o contro le perniciose opinioni e dottrina di Galileo Galilei intorno al movimento della terra e stabilità del sole, e l'abiure fatte dal medesimo di tutt'i suoi falsi dogmi, per servirmi di simil notitia secondo stimarò opportuno all' eseculione de' commandamenti di V. Em. ; a cui intanto humilissimamente qui m'inchino.’ [Recibo la copia de la sentencia de la contestación del S. Oficio contra la perniciosa opinión y doctrina de Galileo Galilei en torno al movimiento de la tierra y la estabilidad del sol, y la abjuración hecha por el mismo de todos sus falsos dogmas, para servirme de semejante noticia según estimo oportuno para la ejecución de los mandatos de V. Eminencia, ante quien humildemente me inclino].
La imagen digna, inquebrantable y hasta cierto punto, orgullosa, que nos ha heredado la imaginación popular poco tiene que ver con el hombre enfermo, desgastado, que llega a suplicar en términos por demás lastimeros ante el Santo Oficio: ‘Beat.mo Padre, Galileo Galilei supplica humilissimamente la S.tà Vostra a volerli commutare il luogo assegnatoli per carcere di Roma in un altro simile in Fiorenza, dove parrà alla S.tà V., e questo per ragione d'infermità, et anco aspettando l'oratore una sorella sua di Germania con otto figliuoli, a' quali difficilmente potrà essere da altri recato aiu[to] et indrizzo. Il tutto riceverà per somma gratia dalla S. V. Quam D. Alla Santità di N. S. Per Galileo Galilei. Lectum.’ [Beatísimo Padre, Galileo Galilei suplica humildemente a V. Santidad que quiera conmutarle la cárcel ya señalada en Roma por otra similar en Florencia, en donde su V. Santidad guste, y esto por motivo de enfermedad, y mientras espera el solicitante a una hermana suya de Alemania con ocho hijos, a los cuales difícilmente podría ayudar dándoles una educación y dirección. Él (Galileo) todo lo recibirá como summa gracia de V. S. y D. A la Santidad de N. S. Leído por Galileo Galilei.] Esto quedaba asentado el 30 de junio de 1633.
Documento también curioso inserto en el libro, en la página 153 aparece la primera publicación de la sentencia contra Galileo impresa en una ‘gaceta’. Redactada en francés, se encarga de dar una idea clara de cómo el Santo Oficio deseaba que se conservase la imagen de Galileo; el último párrafo, breve y conciso, no deja lugar a dudas: ‘A quoy le dit Galilée acquiesça le mesme jour, abjurant, maudissant et detestant la sus dite erreur, de voix et par escrit, dans le couvent de Minerve, et promit à genoux, la main sur les saints Evangiles, de n'aller jamais à l'encontre de la sentence sus dite.’ [A lo que el dicho Galileo asiente el mismo día, abjurando, maldiciendo y detestando sus errores dichos, de voz y por escrito, en el convento de Minerva, y prometiendo de rodillas, la mano sobre los santos Evangelios, no alejarse jamás de la sentencia dicha].
El libro de Antonio Favaro fue publicado inicialmente en las páginas 275 a 419 de la Edición Nacional de las Obras de Galileo, tomo XIX, en 1907 también, con el título de ‘Il processo di Galileo’. Y casi cuatrocientos años después de aquel proceso, poco puede añadirse al remate magnífico del Prefacio escrito por Favaro, rebosante de razón y verdad: ‘Così la storia della condanna di Galileo può scriversi ormai in tutta la sua interezza, ed è tale da non aver d'uopo né di declamazioni retoriche né di invettive per mettere in luce com'essa rappresenti, all'infuori di discussioni bizantine sopra l'autorità che l'ha pronunziata, se non il massimo, uno dei più grandi errori della Curia Romana, che essa ha scontato, e forse non ancora compiutamente, il giorno in cui dovette cancellare dall'Indice il condannato Dialogo e scrivere nei medesimi volumi dei Decreta il permesso di insegnare, sostenere e difendere la dottrina già dichiarata assurda e falsa in filosofia e formalmente eretica.’
[La historia de la condena de Galileo casi pudo haberse escrito ya en toda su entereza, y es tal que no tiene necesidad de una entonación retórica ni de de mayor inventiva para sacar a la luz cómo ella representa, en el furor de la discusión bizantina sobre la autoridad que ha sido pronunciada, si no el máximo, sí uno de los más grandes errores de la Curia Romana, que ya ha aceptado -aunque quizá aún no completamente-, el día que debió cancelar en el Índice de libros prohibidos el Diálogo condenado y escribir en el mismo volumen de Decretos el permiso de enseñar, sostener y defender la doctrina filosófica ya declarada absurda y falsa y formalmente herética.]
Referencias:
- Galileo e L’Inquisizione: Documenti del processo galileiano esistenti nell'Archivio del S. Uffizio e nell'Archivio Segreto Vaticano per la prima volta integralmente pubblicati da Antonio Favaro Direttore dell'Edizione Nazionale delle Opere di Galieo Galilei. 1907. Edición electrónica disponible en Internet Archive.
- Página web del International Year of Astronomy 2009, sección de Proyectos especiales.
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