Estudios de Historia Novohispana
Demasiado acostumbrados a pensar en la época Colonial o Virreinal de la Nueva España como una periodo de quietismo donde la monotonía sentaba sus reales, ha de tenerse en cuenta que el Virreinato como tal estuvo lejos de ser una época de paz, tranquilidad y manso transcurrir. Etapa de transculturación y germinación de la actual sociedad mexicana, los distintos aspectos rescatados en los varios y riquísimos Estudios de Historia Novohispana nos permiten atisbar la colorida y en ocasiones casi irreal vida cotidiana de la colonia.
Publicada por primera vez en 1966, los primeros números de esta serie aparecieron en espacios irregulares de tiempo, sólo a partir de 1991 su publicación sería constante e ininterrumpida, adquiriendo el notable ritmo de seis meses entre número y número.
El primero de ellos contó con un prólogo a cargo del Dr. Miguel León-Portilla, quien manifiesta con la claridad habitual que marca sus trabajos, la finalidad y razón de dicha serie: ‘[…]juntamente con la preparación de obras más extensas destinadas generalmente a publicarse en forma de libro, se ha considerado conveniente editar también una serie de anuarios en los que puedan ofrecerse trabajos más breves, artículos y ensayos, destinados a esclarecer algún punto en particular y que muchas veces podrán ser anticipo de lo que se ha encontrado a lo largo de la investigación.’ En aquel entonces la doctora Josefina Muriel se encargaba de la coordinación de la serie, y aunque sobresalen -hay que decirlo- los artículos que versan sobre oscuros y a veces inusitados asuntos pertenecientes a la esfera eclesial, poco a poco otros temas y problemáticas fueron ocupando las páginas de números posteriores.
El gobierno español no enterró por completo la conciencia indígena, y aunque la labor titánica de los primeros evangelizadores ganaron para la Corona y el Papado nuevos fieles, las tempranas discusiones sobre la ‘naturaleza’ de los indígenas, así como la capacidad intelectual que pudieran tener no cejaron. Al contrario, sería durante la colonia que dichas cuestiones resurgirían una y otra vez en distintos altercados, publicaciones, querellas y juicios.
Ya en este primer número un artículo se ocuparía del tema: ‘Rebeliones de seris y pimas en el siglo XVIII. Características y situación’, escrito por María Elena Galaviz de Capdeville. Otros artículos fueron el que León-Portilla escribió bajo el título de ‘Significado de la obra de fray Bernardino de Sahagún’; Lino Gómez Canedo retomó una vieja querella en ‘¿Hombres o bestias? Nuevo examen de un viejo tópico’, y Josefina Muriel a su vez escribió sobre las ‘Divergencias en la biografía de Cuauhtémoc’.
La intención que se advierte en la serie es la de balancear entre vencedores y vencidos la atención que la historiografía mexicana moderna prejuiciosamente enfocó sobre los conquistadores, aproximación que buscaba contrastar al máximo la vida novohispana de tres siglos poniéndola en contrapunto respecto al movimiento independentista de 1810. Rebeliones, brujos ambulantes y profetas, mujeres que leen y judaizantes que se encierran a pecar ‘con malas mujeres en Semana Santa’, es maravillosa la vitalidad que encontramos en las colonias, y también doloroso el mestizaje, las rebeliones acalladas violentamente y los motines en pueblos hoy desaparecidos. No falta el olor conventual de chocolate y galletas horneadas, o el tufo insoportable de las insalubres minas, ni las modas importadas en el auge de la Ilustración europea que permitían a los novohispanos portar sendas pelucas y casacas.
Tampoco están ausentes intentos aislados de sociedades ‘ideales’ o ‘utópicas’, aunque pudieran ser dirigidas según la voluntad de oscuros líderes, tal como lo describe Enrique Gonzáles Gonzáles en ‘Profetisas y solitarios. Espacios y mensajes de una religión dirigida por ermitaños y beatas laicos en las ciudades de Nueva España’, publicado en el año 2007 como parte del número 36. Y si pensamos que todo gira alrededor de los tópicos de la vida cotidiana, estaremos equivocados. No escasean los estudios y aproximaciones a libros, poemas, obras de teatro; en el mismo número 36, para no ir tan lejos, se encuentra un artículo sobre ‘La formación humanística de la Iglesia en la Angelópolis’ escrito por Ernesto de la Torre Villar, y otro muy curioso de Rogelio Ruíz Gomar titulado ‘El arte maestra: traducción novohispana de un tratado pictórico italiano’. Con el tenor general de la serie encontramos además un artículo sobre la vida diaria en tiempos de sor Juana, y un estudio sobre ‘Fray Alonso de Molina y el proyecto indigenista de la Orden Seráfica’, demás del artículo de Iván Escamilla González referente a ‘La flota de la Nueva España 1630-1631. Vicisitudes y naufragios’.
No quedan fuera los temas de los límites territoriales, la creación de mapas y estudios de códices, las primeras aproximaciones historiográficas a la Conquista, o estudios estadísticos de enfermedades y pestes.
La riqueza y profundidad de los distintos artículos aparecidos en sus ya casi cuarenta números lograron que los Estudios de Historia Novohispana pudiesen adquirir con el paso del tiempo una homogeneidad sorprendente, la calidad editorial y el empeño mostrado página tras página son verdaderamente asombrosos, y el cuidado en la selección de los artículos, reseñas y ensayos que conforman cada número se ha mantenido constante a lo largo de la vida editorial de este proyecto.
Con el comienzo del nuevo siglo y nuevo milenio, la Universidad Nacional Autónoma de México se dio a la tarea de rescatar estas series -que hoy por hoy pueden considerarse parte del patrimonio mexicano- publicándolas en línea en muy cómodos archivos portátiles [PDF].
Todos y cada uno de los números están disponibles para su consulta en el portal electrónico de la UNAM, y pueden descargarse para su posterior consulta en cualquier ordenador.
Maravillosa, recia y contrastante, la historia del México Novohispano tiene en los Estudios de Historia Novohispana uno de sus más finos y elegantes representantes: rica, amena y ágil, la serie completa es algo que todo mexicano orgulloso de serlo, no debe ni puede dejar de leer.
XVIIII LLL - 12 MARZO 2009 - Estudios de Historia Novohispana
Demasiado acostumbrados a pensar en la época Colonial o Virreinal de la Nueva España como una periodo de quietismo donde la monotonía sentaba sus reales, ha de tenerse en cuenta que el Virreinato como tal estuvo lejos de ser una época de paz, tranquilidad y manso transcurrir. Etapa de transculturación y germinación de la actual sociedad mexicana, los distintos aspectos rescatados en los varios y riquísimos Estudios de Historia Novohispana nos permiten atisbar la colorida y en ocasiones casi irreal vida cotidiana de la colonia.
Publicada por primera vez en 1966, los primeros números de esta serie aparecieron en espacios irregulares de tiempo, sólo a partir de 1991 su publicación sería constante e ininterrumpida, adquiriendo el notable ritmo de seis meses entre número y número.
El primero de ellos contó con un prólogo a cargo del Dr. Miguel León-Portilla, quien manifiesta con la claridad habitual que marca sus trabajos, la finalidad y razón de dicha serie: ‘[…]juntamente con la preparación de obras más extensas destinadas generalmente a publicarse en forma de libro, se ha considerado conveniente editar también una serie de anuarios en los que puedan ofrecerse trabajos más breves, artículos y ensayos, destinados a esclarecer algún punto en particular y que muchas veces podrán ser anticipo de lo que se ha encontrado a lo largo de la investigación.’ En aquel entonces la doctora Josefina Muriel se encargaba de la coordinación de la serie, y aunque sobresalen -hay que decirlo- los artículos que versan sobre oscuros y a veces inusitados asuntos pertenecientes a la esfera eclesial, poco a poco otros temas y problemáticas fueron ocupando las páginas de números posteriores.
El gobierno español no enterró por completo la conciencia indígena, y aunque la labor titánica de los primeros evangelizadores ganaron para la Corona y el Papado nuevos fieles, las tempranas discusiones sobre la ‘naturaleza’ de los indígenas, así como la capacidad intelectual que pudieran tener no cejaron. Al contrario, sería durante la colonia que dichas cuestiones resurgirían una y otra vez en distintos altercados, publicaciones, querellas y juicios.
Ya en este primer número un artículo se ocuparía del tema: ‘Rebeliones de seris y pimas en el siglo XVIII. Características y situación’, escrito por María Elena Galaviz de Capdeville. Otros artículos fueron el que León-Portilla escribió bajo el título de ‘Significado de la obra de fray Bernardino de Sahagún’; Lino Gómez Canedo retomó una vieja querella en ‘¿Hombres o bestias? Nuevo examen de un viejo tópico’, y Josefina Muriel a su vez escribió sobre las ‘Divergencias en la biografía de Cuauhtémoc’.
La intención que se advierte en la serie es la de balancear entre vencedores y vencidos la atención que la historiografía mexicana moderna prejuiciosamente enfocó sobre los conquistadores, aproximación que buscaba contrastar al máximo la vida novohispana de tres siglos poniéndola en contrapunto respecto al movimiento independentista de 1810. Rebeliones, brujos ambulantes y profetas, mujeres que leen y judaizantes que se encierran a pecar ‘con malas mujeres en Semana Santa’, es maravillosa la vitalidad que encontramos en las colonias, y también doloroso el mestizaje, las rebeliones acalladas violentamente y los motines en pueblos hoy desaparecidos. No falta el olor conventual de chocolate y galletas horneadas, o el tufo insoportable de las insalubres minas, ni las modas importadas en el auge de la Ilustración europea que permitían a los novohispanos portar sendas pelucas y casacas.
Tampoco están ausentes intentos aislados de sociedades ‘ideales’ o ‘utópicas’, aunque pudieran ser dirigidas según la voluntad de oscuros líderes, tal como lo describe Enrique Gonzáles Gonzáles en ‘Profetisas y solitarios. Espacios y mensajes de una religión dirigida por ermitaños y beatas laicos en las ciudades de Nueva España’, publicado en el año 2007 como parte del número 36. Y si pensamos que todo gira alrededor de los tópicos de la vida cotidiana, estaremos equivocados. No escasean los estudios y aproximaciones a libros, poemas, obras de teatro; en el mismo número 36, para no ir tan lejos, se encuentra un artículo sobre ‘La formación humanística de la Iglesia en la Angelópolis’ escrito por Ernesto de la Torre Villar, y otro muy curioso de Rogelio Ruíz Gomar titulado ‘El arte maestra: traducción novohispana de un tratado pictórico italiano’. Con el tenor general de la serie encontramos además un artículo sobre la vida diaria en tiempos de sor Juana, y un estudio sobre ‘Fray Alonso de Molina y el proyecto indigenista de la Orden Seráfica’, demás del artículo de Iván Escamilla González referente a ‘La flota de la Nueva España 1630-1631. Vicisitudes y naufragios’.
No quedan fuera los temas de los límites territoriales, la creación de mapas y estudios de códices, las primeras aproximaciones historiográficas a la Conquista, o estudios estadísticos de enfermedades y pestes.
La riqueza y profundidad de los distintos artículos aparecidos en sus ya casi cuarenta números lograron que los Estudios de Historia Novohispana pudiesen adquirir con el paso del tiempo una homogeneidad sorprendente, la calidad editorial y el empeño mostrado página tras página son verdaderamente asombrosos, y el cuidado en la selección de los artículos, reseñas y ensayos que conforman cada número se ha mantenido constante a lo largo de la vida editorial de este proyecto.
Con el comienzo del nuevo siglo y nuevo milenio, la Universidad Nacional Autónoma de México se dio a la tarea de rescatar estas series -que hoy por hoy pueden considerarse parte del patrimonio mexicano- publicándolas en línea en muy cómodos archivos portátiles [PDF].
Todos y cada uno de los números están disponibles para su consulta en el portal electrónico de la UNAM, y pueden descargarse para su posterior consulta en cualquier ordenador.
Maravillosa, recia y contrastante, la historia del México Novohispano tiene en los Estudios de Historia Novohispana uno de sus más finos y elegantes representantes: rica, amena y ágil, la serie completa es algo que todo mexicano orgulloso de serlo, no debe ni puede dejar de leer.
XVIIII LLL - 12 MARZO 2009 - Estudios de Historia Novohispana
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Los derechos sobre la cabecera, tipografías, diseño, colores, perfiles de color, gráficos y fotografía de los artículos ya impresos pertenecen única y exclusivamente a El Diario NTR Zacatecas.
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Comentarios
Como editor asociado de Estudios de Historia Novohispana, publicación del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, quedé muy gratamente sorprendido al descubrir el comentario que dedicó usted recientemente a nuestra revista. No es común que una publicación académica especializada como la nuestra sea reseñada en los medios de comunicación, como puede ser el caso del Diario NTR de Zacatecas, o de este blog en que se recogen sus colaboraciones para el suplemento cultural de ese periódico. Y si ese comentario es además elogioso, podrá imaginar la satisfacción que experimentamos por ese reconocimiento quienes nos esforzamos para que cada seis meses nuestra revista, una de las más prestigiadas de su área, llegue a las manos - o ahora, vía internet, a las pantallas - de los investigadores y de todo el público interesado en nuestro pasado colonial.
Agradeciéndole de nuevo por su interés por difundir esta clase de publicaciones, y por el aliento que nos brinda, le envío un saludo cordial.
atentamente,
Dr. Iván Escamilla González
Editor asociado
Revista Estudios de Historia Novohispana
Reciba mis más cordiales saludos.
Al escribir esta nota para el suplemento Reloj de Arena, publicado el Diario NTR, pensé en los Estudios de Historia Novohispana más que en una serie académica, como en una serie 'muy viva' y netamente mexicana, que realza y rescata aspectos verdaderamente encomiables de nuesto diario transcurrir, y puede explicar un sin fin de situaciones a las que no es fácil hallar soluciones o respuestas prontas.
Podrá también advertir que el deseo del suplemento cultural, y de esta sección, es 'bajar de los estantes' libros, series, colecciones, y quitar hasta donde sea posible el estigma de 'aridez' que pudieran tener algunas obras, como la que aquí comenté.
También por mi parte deseo agradecerle enormemente su comentario, amén de ser un aliciente innegable para seguir escribiendo y mejorando en lo que está siendo publicado jueves a jueves, me ayuda a disipar esas dudas y cuestionamientos sobre el valor que puede tener para los lectores una sección que efectivamente habla sobre libros... cuando todo indica que la lectura misma es algo que parece estar viniendo a menos día tras día en nuestro querido México.
Reciba mis saludos cordiales, y mi más sincero agradecimiento por su comentario.
Francisco Arriaga.