Kircher y los novohispanos
Polígloto y polígrafo admirable, Athanasius Kircher supo sostener una increíble red de correspondencia cuyos corresponsales [más de 760] se encontraban en lugares tan lejanos de Europa como Japón, China, Brasil y en la Nueva España: México, Chile y Filipinas. Interesado en la ciencia tanto como en las humanidades, escribió sobre óptica, acústica, física, matemáticas, geología, medicina, las propiedades de los magnetos, lógica, música, epistemología, e incluso sobre las lenguas hebrea, egipcia y copta, así como interpretaciones científicas de algunos hechos registrados en la Biblia, como la construcción del Arca de Noé.
Su influencia fue tal que llegó incluso a ejercer fascinación sobre Leibniz quien se declaró discípulo suyo, y en la Nueva España también llegó a leérsele con fruición. En la corte del entonces Virrey de Mancera sobresalieron de entre sus admiradores Sor Juana Inés de la Cruz y Carlos de Sigüenza y Góngora, aunque sería con otros dos novohispanos con quienes Kircher cruzaría correspondencia, el sacerdote criollo Alexandro Favián, y el jesuita Francisco Ximénez –originario de Fédry, en la Borgoña y cuyo nombre de pila era François Guillot-.
Ximénez había tratado a Kircher en Lyon, Francia [1632-1634], y aunque tenía la firme intención de ir a las misiones que la Compañía de Jesús tenia en las tierras de Japón, por vericuetos del destino se obligó a permanecer varios años en México donde comenzó por misionar entre los indígenas y aprendiendo náhuatl y otomí [1635], haciendo con el paso de los años carrera eclesiástica y alcanzando algunos de los más altos puestos en la corte virreinal.
De Alexandro Favián podemos decir que fue un hombre de ingenio muy notable, y con ambiciones quizá desmedidas para su tiempo. Presentado epistolarmente a Kircher por Ximénez, pronto se encontró enviando barras de plata, cacao, y animales disecados que a su vez eran retribuidos con artefactos científicos, y sobre todo libros, tanto en proceso de publicación por Kircher, como también escritos por autores igualmente importantes. Varias de las informaciones y noticias sobre animales terrestres y algunos peces mexicanos que le enviara Favián fueron luego recogidas y publicadas en el libro que a su vez le dedicara Kircher, titulado ‘Magneticum naturae regnum sive disceptatio physiologica de triplici in natura regnum Magnete’.
Pero la excelente relación existente entre el sabio jesuita y su admirador novohispano pronto causó las envidias de los que conocían dicho trato epistolar, resultando incluso que Ximénez escribió a Kircher recomendándole, claramente y sin ambages, que tuviera cuidado con su generosidad respecto a Alexandro, y que prudentemente le limitase los envíos de libros y de artefactos mecánicos y científicos. Al mismo tiempo los esfuerzos de Favián por alcanzar renombre y puestos de altura en la jerarquía eclesiástica del tiempo tuvieron en Kircher a un notable aliado, y no obstante las recomendaciones de éste, Favián no logró alcanzar el obispado que tanto ansiaba y anhelaba. Se comprende un natural distanciamiento entre Kircher y Favián, las cartas cada vez más exigentes y casi desesperadas del novohispano tenían respuestas tibias, fuera del tono animoso que se encuentra en las primeras correspondencias.
Favián tenía la meta de imprimir una obra de la que sólo se conserva una sola página [14 de noviembre de 1667]: la carátula en donde se indica la cantidad de temas tratados en ella, y con la que pretendía alcanzar prestigio y reconocimiento entre la comunidad científica de su tiempo. El título: ‘Tautología extática universal Dialogística, cosmimétrica, hagiográphica, physiológica, philosóphica, geográphica, hydrográphica, topothésica, chímica, subterránea, astronómica, aritmética, óptica, machímica, musiarmónica, mística.’ La descripción y finalidad de esta obra por parte de Favián es pasmosa: sería una encliclopedia divida en 5 tomos de a folio, y ‘comprende todas las dichas sciencias y artes con otro número inmenso de cosas raras, curiosas, nuevas, peregrinas e inauditas, hasta ahora no conocidas o, por mejor decir, mal entendidas‘.
¿Cuál es el concepto que tiene Kircher de Favián?
Sabemos también por comentarios que se encuentran en sus libros que antes de 1655 mantenía contacto con jesuitas novohispanos, tal como lo ha dejado manifiesto en su ‘Oedipus aegyptiacus’ [1652], y se conservan misivas anteriores a 1655 cruzadas entre él y sus socios Anchieta en Brasil, y Moscardo en Chile. No se conservan las misivas enviadas entre él y sus socios novohispanos, aunque indudablemente existió intercambio de informaciones.
La relación entre Favián y Kircher sólo puede entenderse situando a éste en la esfera intelectual de su tiempo. Hombre de ciencia al igual que Leibniz, Newton y Kepler, buscaba comprender la estructura del universo para encontrar en ella la grandeza del Creador, mientras que la postura científica de aquéllos los orillaba a reconocer los alcances limitados del conocimiento renunciando a una comprensión total del universo.
Los anhelos científicos de Favián encontraron en Kircher a la vez que un maestro y mentor a un intelecto con inclinaciones muy semejantes, de allí que al dedicarle el ‘Magneticum naturae regnum’ se refiriera a él como ‘inclytum et eximium virum Alexandrum Fabianum Novi Orbis indigenam’ [ínclito y eximio varón indígena del Nuevo Orbe Alexandro Favián], lo que permite advertir que más que una relación epistolar inter pares, por parte de Kircher existía un especial aprecio por el novohispano.
Los trabajos por terminar -o terminados y a punto de imprimir- de Favián continúan perdidos hasta la fecha. Su labor como propagador de los libros de Kircher en México le alcanzó indudablemente el lugar en la historia que tanto buscaba y que no consiguió adquirir en vida.
La Nueva España y su esplendor, su aire de misterio y sus territorios vastísimos e incontables lenguas consiguieron, con sus hombres de admirable ingenio, el favor y admiración de una de las mentes más brillantes y representativas del barroco europeo.
Referencias:
Polígloto y polígrafo admirable, Athanasius Kircher supo sostener una increíble red de correspondencia cuyos corresponsales [más de 760] se encontraban en lugares tan lejanos de Europa como Japón, China, Brasil y en la Nueva España: México, Chile y Filipinas. Interesado en la ciencia tanto como en las humanidades, escribió sobre óptica, acústica, física, matemáticas, geología, medicina, las propiedades de los magnetos, lógica, música, epistemología, e incluso sobre las lenguas hebrea, egipcia y copta, así como interpretaciones científicas de algunos hechos registrados en la Biblia, como la construcción del Arca de Noé.
Su influencia fue tal que llegó incluso a ejercer fascinación sobre Leibniz quien se declaró discípulo suyo, y en la Nueva España también llegó a leérsele con fruición. En la corte del entonces Virrey de Mancera sobresalieron de entre sus admiradores Sor Juana Inés de la Cruz y Carlos de Sigüenza y Góngora, aunque sería con otros dos novohispanos con quienes Kircher cruzaría correspondencia, el sacerdote criollo Alexandro Favián, y el jesuita Francisco Ximénez –originario de Fédry, en la Borgoña y cuyo nombre de pila era François Guillot-.
Ximénez había tratado a Kircher en Lyon, Francia [1632-1634], y aunque tenía la firme intención de ir a las misiones que la Compañía de Jesús tenia en las tierras de Japón, por vericuetos del destino se obligó a permanecer varios años en México donde comenzó por misionar entre los indígenas y aprendiendo náhuatl y otomí [1635], haciendo con el paso de los años carrera eclesiástica y alcanzando algunos de los más altos puestos en la corte virreinal.
De Alexandro Favián podemos decir que fue un hombre de ingenio muy notable, y con ambiciones quizá desmedidas para su tiempo. Presentado epistolarmente a Kircher por Ximénez, pronto se encontró enviando barras de plata, cacao, y animales disecados que a su vez eran retribuidos con artefactos científicos, y sobre todo libros, tanto en proceso de publicación por Kircher, como también escritos por autores igualmente importantes. Varias de las informaciones y noticias sobre animales terrestres y algunos peces mexicanos que le enviara Favián fueron luego recogidas y publicadas en el libro que a su vez le dedicara Kircher, titulado ‘Magneticum naturae regnum sive disceptatio physiologica de triplici in natura regnum Magnete’.
Pero la excelente relación existente entre el sabio jesuita y su admirador novohispano pronto causó las envidias de los que conocían dicho trato epistolar, resultando incluso que Ximénez escribió a Kircher recomendándole, claramente y sin ambages, que tuviera cuidado con su generosidad respecto a Alexandro, y que prudentemente le limitase los envíos de libros y de artefactos mecánicos y científicos. Al mismo tiempo los esfuerzos de Favián por alcanzar renombre y puestos de altura en la jerarquía eclesiástica del tiempo tuvieron en Kircher a un notable aliado, y no obstante las recomendaciones de éste, Favián no logró alcanzar el obispado que tanto ansiaba y anhelaba. Se comprende un natural distanciamiento entre Kircher y Favián, las cartas cada vez más exigentes y casi desesperadas del novohispano tenían respuestas tibias, fuera del tono animoso que se encuentra en las primeras correspondencias.
Favián tenía la meta de imprimir una obra de la que sólo se conserva una sola página [14 de noviembre de 1667]: la carátula en donde se indica la cantidad de temas tratados en ella, y con la que pretendía alcanzar prestigio y reconocimiento entre la comunidad científica de su tiempo. El título: ‘Tautología extática universal Dialogística, cosmimétrica, hagiográphica, physiológica, philosóphica, geográphica, hydrográphica, topothésica, chímica, subterránea, astronómica, aritmética, óptica, machímica, musiarmónica, mística.’ La descripción y finalidad de esta obra por parte de Favián es pasmosa: sería una encliclopedia divida en 5 tomos de a folio, y ‘comprende todas las dichas sciencias y artes con otro número inmenso de cosas raras, curiosas, nuevas, peregrinas e inauditas, hasta ahora no conocidas o, por mejor decir, mal entendidas‘.
¿Cuál es el concepto que tiene Kircher de Favián?
Sabemos también por comentarios que se encuentran en sus libros que antes de 1655 mantenía contacto con jesuitas novohispanos, tal como lo ha dejado manifiesto en su ‘Oedipus aegyptiacus’ [1652], y se conservan misivas anteriores a 1655 cruzadas entre él y sus socios Anchieta en Brasil, y Moscardo en Chile. No se conservan las misivas enviadas entre él y sus socios novohispanos, aunque indudablemente existió intercambio de informaciones.
La relación entre Favián y Kircher sólo puede entenderse situando a éste en la esfera intelectual de su tiempo. Hombre de ciencia al igual que Leibniz, Newton y Kepler, buscaba comprender la estructura del universo para encontrar en ella la grandeza del Creador, mientras que la postura científica de aquéllos los orillaba a reconocer los alcances limitados del conocimiento renunciando a una comprensión total del universo.
Los anhelos científicos de Favián encontraron en Kircher a la vez que un maestro y mentor a un intelecto con inclinaciones muy semejantes, de allí que al dedicarle el ‘Magneticum naturae regnum’ se refiriera a él como ‘inclytum et eximium virum Alexandrum Fabianum Novi Orbis indigenam’ [ínclito y eximio varón indígena del Nuevo Orbe Alexandro Favián], lo que permite advertir que más que una relación epistolar inter pares, por parte de Kircher existía un especial aprecio por el novohispano.
Los trabajos por terminar -o terminados y a punto de imprimir- de Favián continúan perdidos hasta la fecha. Su labor como propagador de los libros de Kircher en México le alcanzó indudablemente el lugar en la historia que tanto buscaba y que no consiguió adquirir en vida.
La Nueva España y su esplendor, su aire de misterio y sus territorios vastísimos e incontables lenguas consiguieron, con sus hombres de admirable ingenio, el favor y admiración de una de las mentes más brillantes y representativas del barroco europeo.
Referencias:
- Ignacio Osorio Romero, ‘La luz imaginaria’, Epistolario de Atanasio Kircher con los novohispanos. UNAM, 1993.
- The Athanasius Kircher Correspondence Project, hosted by the Stanford University Libraries.
- Eduardo Piña Garza, 'Atanasio Kircher en Puebla y la relojería del siglo XVII', en la revista 'Casa del Tiempo', UAM, octubre 2002.
VIII LLL - 11 DICIEMBRE 2008 - Kircher y Los Novohispanos
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