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27 noviembre 2008

Dos Historias de México

Recién llegados a las nuevas tierras, los misioneros españoles comenzaron escribir la historia de los vastos territorios reclamados para la corona española. Aunque existen distintas historias escritas y contemporáneas a las que mencionaremos –algunas muy notables como la de Bernal Díaz del Castillo-, abordaremos sólo dos grandes obras escritas ambas por hombres pertenecientes al clero: la ‘Historia General de las cosas de la Nueva España’ de fray Bernardino de Sahagún, y la ‘Historia antica del Messico’ escrita por Francisco Javier Clavijero.
Sahagún escribió por lo menos tres veces su Historia, la versión que hoy conocemos incluye fragmentos de las predecesoras, y las copias originales han quedado resguardadas en forma de ‘códices’ hechos por escribanos entendidos en ‘las cosas antigüas’ que tenían por finalidad dar a conocer la riqueza y el carácter del pueblo indígena.
Se sabe que en fecha tan temprana como 1547 Sahagún había comenzado a escribir lo que pretendía fuese una recopilación de los antiguos ‘Cantares mexicanos’, cuyos apuntes culminarían en un informe que le pidiera su superior Francisco de Toral y que daría como resultado los llamados ‘Memoriales’ [1558]. Después de estos y con la finalidad de que el texto fuese leído tanto por los notables de España como por los reyes mismos, de esta primera versión se sacó una copia en limpio que se envió a España, pero nunca pisó aquellas tierras. Esta copia pereció en un naufragio [1569], y mereció que el religioso recibiera una fuerte reprimenda por cuanto se pensaba el poner por escrito las cosas idolátricas de los nativos significaba un fuerte gasto para la congregación, cosa que más entorpecía que ayudaba, y por tal motivo ‘le fueron retirados sus papeles’, esto es, se le recogió el material con el que estaba trabajando, y los borradores anteriores, dejándole sin apenas un esbozo para retomar sus trabajos. Pasaron varios años antes de que Sahagún pudiera darse a reescribir de nueva cuenta la Historia General mas cuando esto sucedió los años que tenía el fraile le impedían que estuviese al frente de la empresa, haciéndose acompañar por escribas que sufrieron indecibles penurias al igual que él.
La mayor parte de los escritos, ya ordenados en doce libros y con un léxico y una gramática de náhuatl, quedaron reunidos en un códice hoy conocido como Códice Florentino, cuya parte principal la integra la actual Historia General [1577], y que está escrito a dos columnas, una en náhuatl y la otra con la correspondiente traducción en castellano.
Al momento de morir no tenía idea que iniciaba prácticamente con los estudios antropológicos documentalmente sustentados y que la posteridad le llamaría con frecuencia ‘Padre de la moderna etnografía’; su Historia recoge tanto la idea exacta del sistema religioso de los acolhúas, así como el elaborado sistema astronómico que fraguó en el famosísimo ‘Calendario Azteca’, sin dejar fuera descripciones puntuales de la botánica, la fauna, y la historia política previa a la llegada de los españoles al nuevo continente.
Pasarían casi 250 años antes de que otra obra igualmente escrita por un clérigo -jesuita esta vez- retomara el tema y lo hiciera concretándolo en un libro con la forma que hoy conocemos. Aunque por primera vez publicada en italiano, el borrador de la ‘Storia’ fue redactado íntegramente en español. Después sería traducida al inglés y al alemán, y nuevamente al español en 1824 por José Joaquín de Mora -quien la tradujo a su vez de la edición italiana-. La versión original de la ‘Historia Antigüa de México’ sería publicada hasta 1945.
La razón que tuvo Clavijero para escribir su libro radica en la lectura que hiciera de un escrito titulado ‘Philosophical Investigations Concerning the Americans’ [Investigaciones filosóficas sobre los americanos] donde el etnólogo prusiano Cornelius Paw expone una imagen falseada y absurda sobre la naturaleza y cultura americana. Clavijero emprende su Historia como una respuesta inmediata al escrito de Paw, deseando mostrar la verdad y la magnificencia de la historia de los mexicanos.
Aunque se ha recalcado la deuda que tiene Clavijero con Boturini y el mismo Sahagún [a quien calificó de ‘industrioso’], se sabe que aquél estudió a fondo los documentos que dejara en el Colegio de San Pedro y San Pablo el ilustre Carlos de Sigüenza y Góngora, entre los que se contaban varios códices acolhúas y libros correspondientes a la época de la Conquista. De allí obtendría la mayor parte de las referencias y el plan general utilizado en su Historia. Al comenzar a escribirla se encontraba en Italia, y no tenía acceso a los manuscritos y libros que antaño frecuentara: lo faltante a su propósito pudo conseguirlo en bibliotecas italianas o acudiendo a compañeros que podían proporcionarle noticias y manuscritos, y fue así que quedó escrita la ‘Historia antica del Messico’, misma que cubriría desde los orígenes del pueblo acolhúa hasta la conquista española y la muerte de Cuauhtémoc, a lo que añadiría sus propias observaciones en forma de nueve disertaciones.
A lo largo de su Historia realza los aspectos más agrestes y negativos de los españoles en oposición directa a las virtudes de los indígenas, y puede advertirse un callado reclamo contra la medida arbitraria que supuso por parte de la Corona Española la expulsión de los Jesuitas de la Nueva España en 1767.
Las agudas, exactas y puntillosas observaciones de Sahagún, y la visión un tanto más ‘romántica’ de Clavijero nos han dejado dos Historias de México que rescatan lo que fue la vida a principios de la colonia, con el esplendor, grandeza y fasto de los vencidos y la determinación y afanoso empeño de los vencedores, elementos todos que constituyen nuestra identidad como nación.





VI LLL - 27 NOVIEMBRE 2008 - Dos Historias de México

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